La vida en altamar

April 5, 2020
Poemas

La vida en altamar


El olvido erosiona.
Tanto como erosiona a la piedra el mar.
Y el olvido, madre, era la enfermedad.
Dicen que el amor y el mar se parecen.
Al mar-orilla será.
Ese mar que tocas,
y a veces refresca, otras enfría.
Ese que empuja y golpea cuando hay bandera roja,
O se pone violento en un temporal,
y te chupa, te vuelve a chupar,
y te puede incluso llegar a matar.
El mar-orilla, que sube hasta el límite,
llevándose por delante ropas y sombrillas,
pero luego vuelve a bajar,
te presta su arena, te invita a pasear.
La orilla a veces sucia del mar…
que escupe plástico, botellas rotas
y algunas otras cosas (que no quiero nombrar),
pero a la vez te da conchas,
algas brillantes, caracolas.
Mis pequeños amores-orilla,
mis grandes amores-orilla…
siempre en simulacro,
temerosos de zarpar.
Cuando escribo sobre el amor
me gusta hacerlo rimar.
En poemas o canciones,
me pregunto por qué será.
El amor debe ser otra cosa,
no sé si admite rima,
ni si admite un plural,
no sé si lo conozco,
o lo he olvidado ya.
O sea tal vez todo,
tal vez la orilla contenga al mar.
Tal vez, no lo sé, no soy orilla,
ni molino ni ola, ni sé zarpar.
–Sé parte del mar, hija mía,
ama como se ama en altamar,
como ama el héroe, el naúfrago,
el marinero, el capitán.
No tengo ninguna hija,
lo he dicho al azar,
Ni es algo que dijera mi madre...
mi madre…¿dónde estará?.
Recuerdos del futuro…
de todo aquello que no está.

Fui adicta a la euforia.
Lloró la memoria,
olvidó la voluntad.
y ahora que recuerdo,
desde aquí, desde mi altar,
siento el cuerpo pesado,
como cansado de bailar,
y es que el amor se me parece
a un viaje exótico y lejano,
como le decía yo a mi no-hija,
siendo la madre que no-está:
“el amor se me parece, hijita mía,
a la vida en altamar.”
Marta Tchai 2020