Vuelvo a Italia, a Milán, que está muy cerquita de Turín, ciudad a la que llegué hace 10 años para trabajar en su compañía de ballet. Allí conocí a Jennifer Chicheportiche, una bailarina francesa con una chispa increíble. Vengo a verla, está de gira con Momix, la compañía neoyorquina.
Me dice el mismo día de mi llegada: " venga, Marta, haz el calentamiento con nosotros" y allá voy. Me planto unos leggings y piso descalza el suelo del escenario del teatro Nuovo de Milán. Tomamos clase escuchando a Bob Marley y a Martha Wainright. Y yo siento de nuevo, en mis músculos tímidos, esa sensación que me enganchó para siempre al escenario. Y de pronto quiero volver a esa vida, a sentir el suelo y el aire, esa posesión del espacio. Dura sólo un momento pero me gusta... "La belleza también paga sus impuestos" decía Modigliani. Siempre fue así...cuando uno elige algo, debe renunciar a lo otro. Me dice Jenny " ehi, tus piernas siguen igual, you've still got dancer's legs" y pienso que tal vez tenga razón, y no sea su cariño el que hable, porque en la forma puede que sí, pero en el fondo, nunca dejé de bailar.