Berlín, primera vez.
Aún la chica tímida canta en el Karaoke,
no conoce el filo maldito de la noche,
No conoce su voz frágil, desafinada.
El olor del kebab,
de la vida rápida, la vida hambrienta,
de las patatas recién fritas, de las carnes grasientas,
comidas en papeles, en vagones con vistas.
¿Hacia dónde quise ir?
No lo sé, siempre buscando…
miradas, pasos, posos.
La añoranza se instala en los pliegues de mi cuerpo,
aquellos años, cuando nada importaba demasiado…
y a la vez, todo importaba tanto.
La primera vez se sigue buscando,
siempre esa primera, preciada vez.
Ninguna pastilla me va a devolver esa emoción poderosa,
bendita, arrasadora, esa emoción mía …
descubro Berlín por primera vez.
Y me siento niña,
y ya no soy una niña,
pero me siento niña...
Por primera vez.